Podemos decir con toda seguridad que climatizamos con el clima. Empleamos útilmente las condiciones naturales del entorno para lograr un mayor confort térmico.
Los beneficios obtenidos de un estudio bioclimático y sus subsiguientes aplicaciones siempre permitirán tanto disminución en temperaturas como mejoras en la calidad del aire respirable en interiores. Eso implica un aumento en el número de renovaciones de aire-hora-hombre.
Muchas medidas de control ambiental son costosas y técnicamente complejas. Sin embargo, las medidas basadas en el mejoramiento de la ventilación natural requieren pocos recursos.
Un estudio
y un diagnóstico bioclimático parten del
análisis climático del sitio a intervenir. A
partir
de
este estudio identificamos los aspectos ambientales,
tanto positivos como negativos con relación al confort
humano.
El propósito es determinar si la edificación se
desempeña
bien
o mal, considerando el gasto energético necesario
para mantener las condiciones de confort. Después de este estudio es
posible
ofrecer las recomendaciones
que mejorarán los comportamientos eólico y
térmico como resultado de establecer las estrategias bioclimáticas adecuadas.
Estas estrategias
se
refieren a las eco-técnicas planteadas como alternativas a las soluciones
convencionales, las que tradicionalmente han sido
más costosas
y contaminantes.
Los habitantes de las edificaciones
tratadas e intervenidas bioclimáticamente experimentarán un mayor confort térmico
en virtud del acondicionamiento
natural del aire acorde con las condiciones
micro-climáticas de la zona en que se encuentra implantado el edificio.
Los
resultados en grandes almacenes y centros
de producción se hacen evidentes a través de una mayor
productividad y un mayor confort laboral.
Los resultados económicos
no se hacen esperar, nuestras
aplicaciones buscan ser siempre soluciones pasivas (que no
consumen energías convencionales ni activan el uso de
motores eléctricos).
Informes: (312) 742 3239 Carlos A. Muñoz C.
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